París – La alianza de centroderecha del presidente Emmanuel Macron y la coalición de izquierdas afrontan una semana de campaña decisiva en Francia para evitar la llegada de un nuevo gobierno de extrema derecha en la Unión Europea.
03 julio 2024 | Agence France-Presse
Por Toni Cerdà
El partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y sus aliados obtuvieron más del 33% de votos en la primera vuelta de las elecciones legislativas celebradas el 30 de junio.
Agrupación Nacional puede obtener la mayoría simple, e incluso absoluta, de los 577 diputados de la Asamblea Nacional (cámara baja) tras el balotaje previsto el 7 de julio, allanando el camino a un gobierno ultraderechista.
“La extrema derecha está a las puertas del poder”, “ningún voto debe ir a RN”, advirtió en la noche electoral el primer ministro francés, Gabriel Attal. Sin embargo, esta posibilidad no se anuncia fácil.
Francia escoge a sus 577 diputados en sendas circunscripciones uninominales, con un sistema mayoritario a dos vueltas. Al balotaje pueden acceder en cada circunscripción dos, tres o más candidatos.
Con un RN en posición de fuerza, la presión se recrudeció sobre sus rivales para que se retiren en caso de balotajes con tres candidatos y aumentar así las opciones del mejor posicionado contra un rival ultraderechista.
“Tras la conmoción, hacer frente unidos”, llamaba el 1 de julio en portada el diario de izquierda Libération, junto a una imagen en blanco y negro del candidato de extrema derecha a primer ministro, Jordan Bardella, de 28 años.
Gráfico: Nalini Lepetit-Chella, Laurence Saubadu y Sabrina Blanchard / AFP
Los partidos franceses han aplicado tradicionalmente la política del “cordón sanitario” para aislar al partido heredero del Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen, conocido por sus comentarios racistas y antisemitas.
Pero el principal escollo para su aplicación son las reticencias del oficialismo a llamar a votar por candidatos de La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), partido que Macron calificó de “antisemita” y “antiparlamentario”.
Pese a esas críticas que LFI rechaza categóricamente, la izquierda –desde el sector socialdemócrata hasta el anticapitalista– se presentó unida en el Nuevo Frente Popular (NFP), que llegó en segunda posición en la primera vuelta con casi el 28% de los votos.
Macron, cuyo bloque de centroderecha terminó tercero con solo 20% de votos, llamó a una alianza “amplia” contra la extrema derecha durante la segunda vuelta, pero sin aclarar si apoyarán a candidatos de izquierda radical.
“Necesitamos una mayoría absoluta”
La llegada al poder de la extrema derecha, por primera vez desde la Liberación de Francia de la ocupación de la Alemania nazi en 1945, sumaría un nuevo país en la UE gobernado por esta tendencia, como Italia.
Toda Europa tiene los ojos puestos en Francia. “Nadie puede permanecer indiferente […] si en casa de nuestro cercano socio y mejor amigo un partido que ve en Europa el problema y no la solución gana ampliamente”, declaró la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock.
Gráfico: Nalini Lepetit-Chella, Arnaud Pichon y Paz Pizarro / AFP
El jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó que mantiene la “esperanza en la movilización de la izquierda francesa”. En Reino Unido, con elecciones generales fijadas para el 4 de julio, el jefe del partido laborista Keith Starmer, estimó que la “lección” que saca de los comicios franceses es que se debe “responder a las preocupaciones cotidianas” de los electores.
Otros en cambio recibieron con entusiasmo el resultado, como la dirigente italiana de ultraderecha, Giorgia Meloni, que celebró que la “demonización” de la extrema derecha ya no funciona. EEUU declaró que tiene previsto mantener su estrecha cooperación con Francia pese al resultado histórico de la extrema derecha en esta primera ronda.
Rusia, a su vez, dijo que sigue “muy de cerca las elecciones en Francia”. La victoria de la ultraderecha podría debilitar la política de Macron de apoyo a Ucrania, frente a Rusia. Aunque el partido de Le Pen, cuyos detractores la consideran cercana a la Rusia de Vladimir Putin, asegura que apoya a Kiev y que quiere evitar una escalada con Moscú.
Macron, cuyo mandato termina en 2027, provocó el adelanto electoral a raíz de la victoria de RN en los comicios europeos en Francia y ahora se arriesga a compartir el poder con un gobierno de otro color político, a menos de un mes de los Juegos Olímpicos de París.
“Necesitamos una mayoría absoluta” para gobernar, dijo Le Pen el 30 de junio en su feudo de Hénin-Beaumont, al norte. Su programa aboga por un mayor control de la inmigración, más “autoridad” en la escuela y reducir la factura energética de los hogares, entre otras medidas.
Si no logran la mayoría absoluta, Francia podría vivir un período de bloqueo institucional con tres bloques en el Parlamento –izquierda, centroderecha y extrema derecha– y sin posibilidad de convocar nuevos comicios hasta dentro de un año.