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claudiasheinbaum.org / Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México.

En América Latina y el Caribe, cinco países cuentan con jefas de Estado mujeres y solo dos de ellos son hispanohablantes. Se trata de Barbados, Dominica, Honduras, Perú y Trinidad y Tobago.

En el mayor año electoral de la historia, las mujeres siguen estando excluidas de los puestos de poder. 113 países en todo el mundo nunca ha tenido a una mujer como jefa de Estado o de Gobierno y, a día de hoy, sólo 26 países están dirigidos por una mujer.

Según los datos de ONU Mujeres, sólo el 23% de los puestos ministeriales están ocupados por mujeres y en 141 países representan menos de un tercio de los ministros. Siete países no tienen ninguna mujer en sus Gabinetes.

Además, las mujeres lideran las carteras dedicadas a la mujer y la igualdad, familia e infancia, asuntos sociales, y asuntos de minorías y pueblos indígenas. Ámbitos políticos como los asuntos económicos, la defensa, la justicia y los asuntos de interior siguen estando dominados por los hombres.

“Mientras muchos países se dirigen a las urnas este año, todos debemos poner a las mujeres en primer lugar, en la cúspide del poder, donde y cuando más importa”, dijo la directora ejecutiva de ONU Mujeres.

“Nuestro trabajo se guía por la convicción de que cuando las mujeres lideran, el mundo es mejor para todas las personas y para el planeta”, añadió Sima Bahous.

Políticas en América Latina y el Caribe

En América Latina y el Caribe, cinco países cuentan con jefas de Estado mujeres y solo dos de ellos son hispanohablantes. Se trata de Barbados, Dominica, Honduras, Perú y Trinidad y Tobago.

En cuanto a las jefas de Gobierno, la cifra se reduce a dos países, Barbados y Honduras.

Tras las elecciones en México el pasado 2 de junio, el país norteamericano contará con una mujer presidenta, Claudia Sheinbaum, a partir de octubre de 2024.

En la región, 19 países cuentan con carteras de igualdad de género y el porcentaje de mujeres en los ministerios se sitúa en el 31,5%, una cifra que supone 8,5 puntos por encima de la media mundial, pero que no llega a al tercio del total de los ministros.

Desigualdad en la diplomacia

En las Misiones Permanentes ante la ONU, la desigualdad de género es también una realidad y las mujeres siguen estando infrarrepresentadas como representantes permanentes.

En mayo de 2024, las mujeres ocuparon el 25% de los puestos de representantes permanentes en Nueva York, el 35% en Ginebra y el 33,5% en Viena, según datos de la agencia.

Estos datos fueron publicados con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Diplomática, que se celebra cada año el 24 de junio.

Combatir la violencia contra las mujeres en la política

La ONU señaló este lunes que impulsar medidas para aumentar la participación de las mujeres en los procesos políticos y de paz es vital para lograr la igualdad de facto de las mujeres en el actual contexto de discriminación arraigada.

Cuando las mujeres están representadas en los órganos legislativos, mejora la eficacia de la gobernanza y se garantiza que en los procesos de toma de decisiones se tenga en cuenta un abanico más amplio de perspectivas y experiencias.

Sin embargo, la Organización advirtió que la violencia contra las mujeres en política sigue siendo un grave problema que obstaculiza el avance hacia la igualdad de género. Esta violencia no solo atenta contra los derechos humanos fundamentales de las mujeres, sino que también supone una seria amenaza para su participación en los procesos políticos. Crea un entorno hostil que disuade a las mujeres de entrar en política o expresar sus opiniones, socavando en última instancia su capacidad de contribuir plenamente a la sociedad.

Noticias ONU

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Fundación Microfinanzas BBVA | Edith Elgueta vende miel y propóleos que sus abejas extraen de la flora autóctona que crece gracias a los acuíferos subterráneos del desierto de Atacama, en Chile.

»La chilena Edith Elgueta decidió dejar su trabajo en la administración y hacerse apicultora en un lugar casi sin flores. Su negocio, con el que hoy exporta miel y propóleo, fue presentado en Naciones Unidas.»

Edith Elgueta se dio cuenta de que, cuando desaparecieron las abejas, el desierto de Atacama, en el norte de Chile, se volvió aún más seco y, después de toda una vida como funcionaria municipal, se propuso recuperar esos insectos y producir una miel única en una de las zonas más áridas del mundo.

“Viene de una necesidad de tener que buscar calidad de vida. Nosotros en el desierto siempre habíamos tenido abejas, pero por una persecución de la mosca de la fruta hicieron fumigaciones, ahí se perdieron las abejas y eso no provocó más sequía todavía en pleno desierto”, explica en una entrevista con Noticias ONU.

Edith dejó su trabajo como archivera municipal y se fue a la Universidad Nacional de Cuyo, en Medonza, Argentina, a formarse como apicultora. Pero las clases no le bastaron. Edith quería hacer una apicultura distinta.

“Llegué a hacer un cambio de metodología, ver a la abeja en otro sentido, a tratarla bien”.

Edith tenía buenas relaciones con las comunidades de indígenas aimaras de la región de Arica y Parinacota por su trabajo en la municipalidad y buscó sus conocimientos.

“Empecé a aplicar los conocimientos de la apicultura biodinámica, a trabajar con las constelaciones lunares y también, como ya tenía conocimiento de la parte indígena, fui haciendo un complemento y eso lo fui aplicando”, explica.

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Asegura que, al principio, nadie creía en su proyecto y le decían que sacar miel en el desierto era una idea “de locos”.

Edith busca las vetas de agua con un péndulo. “Logré ubicar el reservorio de agua subterránea donde crece mucha planta nativa y ahí puse la colmena y la abeja. Empezaron a polinizar esas flores, a sacar la mejor miel y libre de metales pesados”, cuenta sobre el origen de Colmenares Piomartin. “Las zonas desérticas son zonas de muchos minerales, pero las raíces de estas plantas purifican el agua. Por eso es tan importante cuando hay agua, poner plantas, porque ellas van limpiando el agua”.

Clima extremo

 

Todo el proceso es completamente natural y sostenible. Abre las colmenas en función de las condiciones del clima y de los ciclos lunares.

Uno abre la colmena sin usar humo, sin usar nada químico. La abeja siente cuando uno tiene que sacar miel y no ataca, deja el marco libre y se puede llevar a sala de cosecha”, explica.

Asegura que, durante la fase lunar creciente, la miel es más ácida y áspera y en cuarto menguante resulta más suave, cremosa y dulce.

El clima en Arica es extremo, con temperaturas de hasta 45 grados por el día que bajan a 5 durante la noche.

“La abeja se adapta. Es el único ser vivo que ha pasado todos los cambios de la tierra, todos los desastres que ha tenido la Tierra. Ella lo ha ido superando. Teniendo agua y teniendo flores, la abeja es feliz”, explica Edith.

Sin embargo, sí notan que con las temperaturas cada vez más extremas la radicación solar es “muy alta” y “la floración dura muy poco”.

Conocimientos ancestrales y tecnología del siglo XXI

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La tecnología juega también un papel esencial en un negocio artesanal. “Uno tiene que respetar a sus ancestros, pero también tiene que evolucionar y aplicar nuevas tecnologías, porque uno no puede quedarse en el pasado”, sostuvo.

Tiene una central satelital que mide “las gotas que caen de agua, el viento…” y una antena para poder conectarse “hacia el mundo”.

Gracias a la conexión a internet ha podido hacer cursos de formación en línea para mejorar su negocio, como los que ofrece Fondo Esperanza, la entidad chilena de la Fundación Microfinanzas BBVA, que colabora con la ONU. A través de ellos también obtiene financiamiento para su negocio y conexiones con otras mujeres emprendedoras.

“Son equipos de mujeres que van formando, en donde cada uno rentabiliza su negocio. Pero si hay algún problema de deuda, todos nos agrupamos. Es como el trabajo de la abeja. La única manera de sobresalir es trabajando en equipo, apoyándonos unos a otros”, dice.

Edith participó en un evento organizado por la Fundación, Trust For The Americas, el Gobierno de Colombia y el de Panamá, en el marco de la Comisión del Estatus de la Mujer de la ONU en Nueva York.

Tras el evento, todavía sentía incredulidad de haber “volado tanto”. “Me siento como una abeja en el país de las maravillas”, decía sobre su paso por Nueva York y la ONU. “Lo mío es una microempresa familiar tan pequeñita. Mi producción es pequeñita también, pero el valor agregado que tiene es que es única”.

“Es un trabajo de equilibrio y de respeto hacia la abeja”, detalla. “Trabajamos en equipo, yo las cuido, las protejo, pero también tengo que comer, alimentarme. Así que una mitad del trabajo de ellas también es mío”.

El mensaje que transmitió a las mujeres presentes en la conferencia, que se levantaron a aplaudir tras su intervención, es que deben creer en sí mismas. “Mi lema es ‘creer para poder ver’. Yo creo en lo que hago, me tengo confianza, me tengo fe y las cosas resultan”.

Planes de futuro

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Con sus 15 colmenas, Edith produce una miel que, asegura, es única en el mundo por sus propiedades bacteriológicas, y propóleo, que vende en Chile, Perú y Bolivia. Está investigando y obteniendo las certificaciones para vender miel encapsulada.

“Estamos haciendo los estudios biomédicos a los productos que tienen que ingresar. Como son producto nuevo, tienen que pasar por toda una reglamentación y también tenemos que comprar una máquina de encapsulado para poder integrar a mercados comerciales más altos”, explica con brillo en los ojos.

A sus 68 años no tiene intención de retirarse. “A mí me ha tocado ser mamá, dueña de casa, trabajadora, criar mis hijos y ahora en mi empresa me siento activa. A mí el trabajo me motiva y eso me da estímulo de vida”, dice. Se siente afortunada y “libre como una abeja”